domingo, 28 de octubre de 2007

Asteroides



Hace más de 4.500 millones de años, cuando el Sistema Solar se estaba formando, todo era un caos. Millones de rocas de todos los tamaños (asteroides) que no consiguieron agruparse para formar planetas impactaban continuamente contra los planetas de nuestro Sistema. Por aquél entonces, el Sistema Solar debía contar con varias decenas de planetas, pero fruto de aquellos impactos, el número de planetas se vio reducido a los actuales ocho mundos.

Planetas enteros debieron ser reducidos a escombros tras las colisiones. Hoy día observamos lo que quedó de aquél Sistema Solar; son los supervivientes de una catástrofe cósmica difícil de imaginar, que debe repetirse en cualquier otro lugar del Universo cuando se produce la formación de un nuevo sistema solar.

La lluvia intensa de rocas, duró millones de años. Algunos planetas desaparecieron, pero aún otros, muestran sus cicatrices. No hay que ir muy lejos para ver lo que aconteció en aquella época. Nuestra Luna es un superviviente. Pero curiosamente, la Luna es fruto de un impacto de colosal dimensión, que recibió la Tierra.
Nuestro planeta chocó con un objeto del tamaño de Marte, es decir, la mitad que el nuestro. La gran mayoría de aquellos restos que saltaron en todas direcciones, se pusieron a orbitar la Tierra, uniéndose tras millones de años y formando la Luna, un objeto celeste fundido, como gran parte de la Tierra tras el impacto.

La Luna siguió recibiendo importantes bombardeos de rocas, que hoy día son visibles incluso con unos pequeños prismáticos. Esas cicatrices, que llamamos cráteres es la evidencia más notable de tan accidentado nacimiento.

Pero no solamente la Luna contiene millones de cráteres, sino todos los mundos del Sistema Solar, exceptuando los planetas gigantes y gaseosos: Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno, cuyas superficies no son sólidas como los planetas más cercanos al Sol: Mercurio, Venus, Tierra y Marte.

Todos los planetas, recibieron al comienzo del Sistema Solar lluvias intensas, todos sin excepción, por lo que tenemos que incluir a la Tierra, el mayor de los planetas rocosos. Los mundos que siguen muertos desde aquél inicio, como la Luna y Mercurio, recuerdan la catástrofe. Otros mundos como Venus, la Tierra o Marte, han sabido esconder sus cicatrices o borrar gran parte de ellas mediante sus agentes geológicos: vientos, agua, movimientos tectónicos, volcanes, etc.

Con el paso de los millones de años, desde el nacimiento de los planetas, algunos de ellos, como los nombrados, se rodearon de una atmósfera, que servía y sigue sirviendo como escudo protector. Todos los días intentan entrar en la Tierra miles de kilos de rocas procedentes del espacio, pero el 99 por ciento se funden en la atmósfera al entrar en ella a kilómetros por segundo. Un gran escudo que desde hace millones de años nos protege, nuestra atmósfera. Por suerte, casi todas las rocas que intentan entrar son de escasas dimensiones, la mayoría, no mayor que un garbanzo. Estos pequeños objetos interplanetarios, son los que producen las estrellas fugaces, que en ocasiones son verdaderos espectáculos, como el 12 de agosto; la lluvia de estrellas fugaces denominada “Perseidas”.

Aquellos restos en forma de rocas de todos los tamaños del inicio del Sistema Solar, y a medida que pasaba el tiempo, iba mermando en número y así lo ha seguido haciendo hasta nuestros días. No obstante, seguimos recibiendo en ocasiones la visita de asteroides, de rocas de decenas o cientos de metros, que en ocasiones y por proximidad a la Tierra nos dejan sin aliento.

Pero tenemos que recordar, que un impacto de un asteroide contra la Tierra, es poco probable.

Primero porque el número de estos objetos es considerablemente inferior al pasado y porque la Tierra es un objeto muy pequeño en nuestro Sistema Solar y su fuerza de gravedad no es suficientemente potente como para atraer a muchos de los asteroides que pasan “próximos a la Tierra”.

Júpiter sin embargo, que es un planeta en el que caben 1.000 de los nuestros, es un gran limpiador del Sistema Solar (también lo es el Sol). La potentísima fuerza de gravedad de Júpiter, atrapa en ocasiones asteroides de gran diámetro. Tuvimos ocasión de observar el impacto del cometa P/Shoemaker-Levy 9 contra el gigante planeta en 1994, una roca helada que se partió antes de caer con no menos de 21 fragmentos de unos 2 Km. de diámetro que hubieran hecho que la vida en la Tierra hubiera tenido pocas posibilidades de salir adelante. Júpiter hizo por aquellas fechas, que la Tierra tuviera un peligro menos.


A pesar de todo ello, el Sistema Solar actual, cuenta con decenas de miles de asteroides, cuyos tamaños oscilan desde los 1.000 Km. de Ceres hasta los 50 metros. La inmensa mayoría de ellos, se localizan en órbitas estables alrededor del Sol, como el Cinturón principal de asteroides, ubicado entre las órbitas de Marte y Júpiter, y en el que ya se han descubierto varias decenas de miles, tal vez todos estos asteroides sean el resultado de un planeta que no llegó a formarse, en un lugar prohibido debido a la fuerza gravitatoria del Sol y Júpiter.

Aunque el número de asteroides en este cinturón es muy elevado, si se unieran todos, probablemente el objeto que se formara, sería menor que nuestra Luna. Pero no representan peligro para la Tierra.

En la órbita de Júpiter y a 60 grados tanto por delante como por detrás del planeta y teniendo como referencia al Sol, se pueden ver varios cientos de asteroides repartidos en 2 grupos; son los Troyanos. Y tampoco representan peligro alguno para la Tierra. Otro cinturón notable y de más reciente descubrimiento es el cinturón de Kuiper, localizado en las proximidades de la órbita de Plutón, pero estos asteroides lejanos, con órbitas concretas y bien establecidas, no representan peligro para la Tierra.

Casi todos los planetas y sus satélites, tienen cráteres de dimensiones colosales:

Mercurio cuenta con uno de los mayores cráteres de impactos de todo el Sistema Solar; se denomina Caloris Planitia, alcanzando los 1.300 Km. de diámetro, un hoyo mucho mayor que España.

La Luna es un mundo como Mercurio acribillado de cráteres y merece especial atención el Mare Imbrium, un mar lleno de lava producto de un impacto meteórico que abrió una cuenca de más de 1.100 Km. de diámetro, visible a simple vista desde la Tierra. Aún mayor es el Océano Procellarum.

La Tierra, en nuestro planeta existen muchos cráteres, pero muchos menos de los que debiera debido al efecto protector de nuestra atmósfera que quema y desintegra la mayor parte de las piedras procedentes del espacio. Pero aún quedan cráteres gigantes, aunque no se aprecian con claridad pues algunos de ellos han sido colmados de agua y ahora son lagos. Otros han sido tapados por la espesa vegetación de nuestros bosques.

Marte tiene una depresión o cráter denominado Hellas Planitia de 1.500 Km. de diámetro y que probablemente, hace cientos de millones de años, fuera un enorme lago lleno de agua, uno de los lagos más grandes de nuestro Sistema Solar.

Fobos es un pequeño satélite de Marte, un objeto irregular en forma de patata y que seguramente es un asteroide capturado por Marte, que dentro de algunos millones de años caerá a la superficie marciana y que provocará uno de los mayores cráteres del Sistema Solar.

Fobos tiene 28 Km. en su eje mayor, pero se hace palpable en su superficie el cráter Stickney de 10 Km. de diámetro, aunque podría parecer pequeño en comparación con los enormes cráteres de la Luna o Mercurio, este cráter es desproporcionado para las medidas generales del satélites, de hecho, el impacto pudo destruir a Fobos y se observan muchas estrías que provienen del cráter y se extienden por casi toda la superficie de Fobos, posiblemente grietas profundas debido a tal impacto. Es pues un sobreviviente, otros no tuvieron esa suerte.

Los anillos de Saturno, fruto de una colisión. Probablemente los hermosos anillos de Saturno, fueron creados por la desintegración de un satélite que se encontró con un asteroide. Hoy vemos el resultado en forma de miles de finos anillos formados por millones de rocas y de hielo de escaso tamaño, desde arena a rocas de pocos metros.

Calisto, es uno de 4 grandes satélites de Júpiter, con 4.800 Km. de diámetro (sólo 80 Km. menos que Mercurio, éste con 4.480 Km. de diámetro). En el mismo ecuador de Calisto, se divisa una estructura concéntrica de múltiples anillos, y de dimensiones descomunales. Se le ha bautizado como formación Valhalla, con unos escalofriantes 2.600 Km. de diámetro. Hasta ahora es la cicatriz planetaria mayor.

Mimas, una luna de Saturno con 420 Km. de diámetro, con un destacado cráter cuyo nombre es Herschel, de 130 Km. de diámetro, lo que supone 1/3 del diámetro total del satélite. Desproporcionado. El impacto profundizó 10 Km. bajo el suelo de Mimas y las paredes del mismo, se elevan 5 Km. con respecto a la zona circundante del impacto. Otro sobreviviente del Sistema Solar.

Tetis, es otro pequeño satélite de Saturno, de 1.060 Km. de diámetro, que alberga el cráter Odysseus de 450 Km. de diámetro, esto es casi la mitad del diámetro del Satélite. Es el mayor cráter que existe en el Sistema Solar en relación al diámetro del objeto que lo alberga.

Miranda, una singular luna de Urano, cuyo diámetro es de 562 Km. No es singular por tener cráteres notables, sino porque seguramente fue destruida por un impacto de un asteroide, pero sus restos que se disiparon en todas direcciones, no se alejaron lo suficiente como para hacer frente a la fuerza de la gravedad y escapar. Al poco tiempo del impacto, todos los residuos volvieron a unirse, dando lugar a una caótica luna, como si de un puzzle no terminado se tratara, enormes valles, grietas, fallas, cañones, escarpas, precipicios de Km. de profundidad y un terreno completamente irregular. Miranda estalló, pero se volvió a formar y sus restos, ya no encajaron correctamente.


Consecuencias de un impacto de un asteroide contra la Tierra

Diámetro del asteroide: 80 m. Consecuencia: destrucción de una ciudad
Diámetro del asteroide: 350 m. Consecuencia: destrucción de grandes regiones
Diámetro del asteroide: 700 m. Consecuencia: destrucción de un país
Diámetro del asteroide: 1.700 m. Consecuencia: destrucción de un continente
Diámetro del asteroide: 3 Km. en adelante. Consecuencia: destrucción a nivel planetario

fuente : ikerjimenez


1 comentario:

Isabel dijo...

Como se nota que te gustan estas cosas, me ha parecido muy interesante.

Mascota del Refugio

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